Las teorías de conspiración se disparan tras el colapso mundial de la tecnología

Desde alarmismo sobre una inminente «Tercera Guerra Mundial» hasta falsas narrativas que vinculan a una camarilla de la élite global con un ciberataque, un torrente de teorías conspirativas en línea se disparó el viernes después de un importante colapso informático.

Las aerolíneas, los bancos, los canales de televisión y las instituciones financieras quedaron sumidos en el caos tras el accidente, uno de los mayores de los últimos años, provocado por una actualización defectuosa del software de un programa antivirus que funcionaba en Microsoft Windows.

La proliferación de teorías conspirativas que rompen esquemas en las plataformas de redes sociales (muchas de las cuales han eliminado los límites que alguna vez contenían la propagación de desinformación) ilustra la nueva normalidad del caos informativo después de un evento mundial importante.

La interrupción dio paso a una serie de publicaciones sin pruebas en X, el sitio propiedad de Elon Musk, anteriormente conocido como Twitter, que difundían una narrativa apocalíptica: el mundo estaba bajo ataque de una fuerza nefasta.

«Leí una vez en alguna parte que la Tercera Guerra Mundial sería principalmente una guerra cibernética», escribió un usuario en X.

La crisis informática también despertó una teoría infundada de que el Foro Económico Mundial —desde hace tiempo un imán para falsedades descabelladas— había planeado un ciberataque global.

Para que esa teoría pareciera creíble, muchas publicaciones vincularon un viejo video del WEF que advertía sobre la posibilidad de un «ciberataque con características similares al COVID».

El video, disponible en el sitio web del WEF, advirtió que la única forma de detener la propagación exponencial de la amenaza cibernética sería desconectar millones de dispositivos vulnerables entre sí y de Internet.

‘Triste testamento’

El WEF ha sido durante mucho tiempo un blanco para los teóricos de la conspiración que promueven la idea de una oscura camarilla de élites que trabajan para obtener beneficios privados bajo el pretexto de resolver problemas globales.

También ganaron rápida tracción en línea las publicaciones conspirativas que usaban el hashtag «polígono cibernético», una referencia a un evento de entrenamiento global destinado a prepararse para posibles ataques futuros.

«La proliferación de teorías conspirativas a raíz de grandes acontecimientos mundiales como este apagón es un triste testimonio de la naturaleza volátil del ecosistema de la información», declaró a la AFP Rafi Mendelsohn, vicepresidente de la empresa de seguridad de desinformación Cyabra.

«Lo que hace que eventos como estos sean únicos es cómo las plataformas de redes sociales, los foros y las aplicaciones de mensajería facilitan la rápida difusión de contenido, lo que permite que las teorías ganen fuerza rápidamente y lleguen a una audiencia global».

La tendencia demuestra la capacidad de las falsedades de mutar en narrativas virales en las plataformas tecnológicas, que han reducido la moderación de contenidos y restablecido cuentas que son conocidas por difundir desinformación.

Durante eventos noticiosos de rápido desarrollo, ahora suele reinar la confusión en las principales plataformas tecnológicas, y los usuarios se apresuran a obtener información precisa en lo que parece ser un mar de publicaciones falsas o engañosas que ganan terreno rápidamente.

‘Motivos nefastos’

«Esto plantea la cuestión más amplia de combatir la desinformación y la información errónea», dijo a la AFP Michael W. Mosser, director ejecutivo del Laboratorio de Desinformación Global de la Universidad de Texas en Austin.

«El nivel de confianza necesario para aceptar información procedente de fuentes fiables ha disminuido hasta tal punto que la gente está más dispuesta a creer en teorías conspirativas descabelladas que ‘deben ser ciertas’ que en la información veraz que se les transmite».

La interrupción global del servicio, que paralizó numerosos aspectos de la vida cotidiana y provocó la caída de las acciones estadounidenses, estuvo vinculada a un error en una actualización de un programa antivirus para sistemas Windows del grupo estadounidense de ciberseguridad CrowdStrike.

Las garantías del director ejecutivo de la empresa con sede en Austin, George Kurtz, de que CrowdStrike había implementado una solución y estaba «trabajando activamente» para resolver la crisis hicieron poco para detener la propagación de conspiraciones en línea.

«Combatir esta desinformación con refutaciones fácticas es difícil, porque el tema es muy técnico», dijo Mosser.

«Explicar que el fallo estaba en un archivo de sistema mal configurado y que hay una solución en proceso puede ser acertado, pero no lo creen quienes están predispuestos a ver motivos nefastos detrás de los fallos».

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