Como mínimo, la revisión le da tiempo a Apple para mejorar sus sistemas comerciales y adaptarlos mejor a lo que ahora sabe que quieren los reguladores, sin diezmar su negocio. Cuando se trata de cualquier forma de cambio, el tiempo es una ventaja.
Pero el cambio sigue siendo inevitable
Eso no quiere decir que Apple pueda quedarse quieta. Se espera que los altos ejecutivos de la compañía estén en Londres esta semana, enfrentando una demanda colectiva que argumenta que, de hecho, ha cobrado de más a los consumidores por las ventas a través de la App Store. Aún no está claro cómo se entenderá el argumento justificable de Apple (que la gran mayoría de las aplicaciones se distribuyen sin tarifas o con tarifas bajas) mientras argumenta ese caso. Apple enfrenta acciones similares a nivel mundial, y el litigio significa que tendrá que cambiar, aunque sea a regañadientes.
Ansiosos por forzar ese cambio, es poco probable que los reguladores europeos ralenticen sus investigaciones sobre las empresas tecnológicas, pero esperarán la dirección política antes de decidir hasta qué punto intentarán hacer cumplir la ley.
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