Sin embargo, esa es sólo una parte del problema. Satisfacer las demandas de energía de los centros de datos de IA requerirá que el sector energético realice grandes inversiones. Luego está la demanda de microprocesadores, elementos de tierras raras y otros metales valiosos como el cobre en los centros de datos, que podrían, en caso de quiebra, convertir a los centros de datos en los activos no deseados ensamblados más caros de la historia.
«Las consecuencias para la estabilidad financiera de una caída del precio de los activos relacionados con la IA podrían surgir a través de múltiples canales. Si el crecimiento previsto de la infraestructura de IA financiada con deuda se materializa, es probable que aumenten las posibles consecuencias para la estabilidad financiera de tal evento», advirtió la publicación del blog del Banco de Inglaterra.
«Para las empresas que dependen de la demanda continua de capacidad computacional masiva para entrenar y ejecutar inferencias en modelos de IA, un avance algorítmico u otro evento que desafíe ese paradigma podría provocar una reevaluación significativa de los precios de los activos», continuó.


