En nuestro trabajo, utilizaremos cada vez más herramientas de IA para la ciberseguridad, la administración de TI, el desarrollo y la arquitectura de software, el diseño de hardware y otras cien tareas. A pesar del lenguaje impreciso de la industria tecnológica, tendremos más éxito con las herramientas del mañana si las comprendemos, las usamos y las explotamos, no si nos “asociamos con la IA”.
El segundo problema es que podríamos confiar demasiado en la IA, confiando demasiado en que la IA de próxima generación elija su propio camino para resolver nuestros problemas y alcanzar los objetivos que le fijamos. En cambio, necesitamos comprender los posibles peligros y asegurarnos de que haga lo que queremos que haga sin permitirle accidentalmente “robar”, “engañar”, “mentir” o dañar a la gente en nuestro nombre.
No temas al robot
Si el público cree que la IA tiene cualidades humanas, es probable que le tema. La IA no es humana y, detrás de su simulación programática del habla humana y de su inteligencia emocional artificial, es solo una máquina con toda la humanidad de una tostadora. La IA siempre asustará a la gente si cree que está “pensando”. Como resultado de este miedo, un gran porcentaje de personas en el futuro bien podría rechazar intervenciones médicas basadas en IA y otros medicamentos, terapias y atención de emergencia beneficiosos o incluso que salvan vidas.
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